Investigadores del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (ICVV) han identificado la causa de la mutación genética de la uva Tempranillo que dio lugar a la variedad Tempranillo Blanco.

El grupo de investigación ha encontrado el origen de la pérdida espontánea del color gracias a la secuenciación y comparación de los genomas de Tempranillo tinto y Tempranillo blanco. La causa se halla en reorganizaciones complejas del genoma de la planta que siguen patrones propios de un proceso de cromotripsis. Este fenómeno implica la fragmentación masiva de algunos de los cromosomas que forman parte del genoma del organismo. En seres humanos se ha relacionado con procesos de crecimiento tumoral y algunas enfermedades genéticas.

Los fragmentos cromosómicos resultantes son reordenados aleatoriamente de manera que, en ocasiones, se pierde parte de la información genética. En el Tempranillo blanco esta remodelación provoca la pérdida de información genética que incluye genes necesarios para que el hollejo de la uva acumule los pigmentos antociánicos responsables de su color y otras características.

La variedad Tempranillo blanco tiene como origen una mutación natural detectada en un viñedo de Murillo de Rio Leza (DOCa Rioja), a finales de los años ochenta. A partir de las yemas del sarmiento mutante se derivó una variedad que permite la elaboración de vinos blancos con gran potencial enológico y que en la actualidad se ha extendido ya a una superficie cercana a las 800 hectáreas en la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja.

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